Nativos e inmigrantes digitales en la escuela

 Daniel Cassany y Gilmar Ayala
Universitat Pompeu Fabra (Barcelona
 



Anécdotas


Todos hemos vivido situaciones como éstas en algún momento u otro:


1. María, de 6 años, mira cómo su mamá prepara bizcochos en la cocina. “Fíjate cómo lo hago. También tendrás que prepararlos para tus hijos”, dice mamá. “¡Falta mucho!... Tendré que anotarlo en un papel...”, responde la hija. Pero duda y se corrige: “bueno, no es necesario, puedo escribir bizcochos de mamá en Google [pronunciado /gógle/] y algo saldrá.” Córdoba, octubre de 2007.

2. Fin de semana en casa de mis sobrinos. La comida transcurre sin gritos ni peleas.
¿Qué estarán haciendo? Con los postres regresan, contentos, con la cámara digital: “Mira, tío, hemos hecho un vídeo” y veo en la pantallita una secuencia encadenada de fotos en las que sus héroes favoritos se enzarzan en una lucha sideral… “Lo voy a colgar en YouTube”, dice el mayor, Daniel, de 11 años. Me quedo atónito... “¿Podré verlos?”, reacciono. “Tendrás que darte de alta. Te mandaré un email...” Y por la noche me envió el vínculo, me inscribí en su espacio y pasé a ser un miembro más de su comunidad virtual de videocreadores. Pocos días después me llama su madre, docente de secundaria, para contarme que estaba indignada con la profesora de Daniel porque le ponía como deberes copiar literalmente a mano tres páginas del libro de texto de Educación para la Ciudadanía. Girona, noviembre de 2007.

3. Reunión de alto nivel en el rectorado de mi universidad. En plena y tensa discusión se escucha el estribillo de Could you be loved de Bob Marley. Un vicerrector, con corbata y traje, empieza a hurgar en el bolsillo mientras enrojece poco a poco… Saca su móvil y apretando reiteradamente las teclas consigue apagar la llamada. Pero a los cinco minutos empieza nuevamente el estribillo e interrumpe nuevamente la reunión. Completamente rojo, incapaz de parar la llamada, el vicerrector abre la tapa de atrás y saca la batería para desconectar el móvil. “Perdonen ustedes”, concluye, “…mi hijo lo reconfiguró anoche y no sé cómo funciona…” Barcelona, febrero de 2008.


Test rápido


Hoy muchos chicos –aunque no todos, como sabemos– chatean durante horas con sus amigos por el Messenger, Skype, GoogleTalk; actualizan diariamente sus blogs y fotologs, participan en foros en línea (como Mundoforo, foroswebgratis, etc.) sobre sus grupos preferidos de música, sus autores de manga, sus sagas fantásticas (Harry Potter, El señor de los anillos, Narnia) o sus series de televisión (Perdidos, C.S.I., House M.D.); buscan consejos, estrategias y trucos para sus videojuegos favoritos (Fable 2, Guitar Hero World Tour, Call of Duty 4); hacen amistades por medio de las redes sociales en línea (My Space, Facebook, Sónico, hi5, Orkut); juegan con sus consolas favoritas varias horas al día (con Wii, Nintendo-DS, X-Box 360, PSP o PS3); tienen su avatar en Second Life; se bajan o descargan las canciones, las películas y sus animes de la red con programas P2P (Bit-Torrent, eMule); se intercambian con su móvil SMS constantes con sus amigos; escuchan música y ven películas con reproductores portátiles de MPEG-4, MP3, WMA, WMV, MOV (Ipods); consultan sus dudas con Google o Yahoo y visitan a menudo Wikipedia, Urban Dictionary, El rincón del vago o Patatabrava.com, y utilizan dispositivos como el USB, el CD y el DVD a modo de lápices y cuadernos.

 Mientras tanto los adultos seguimos con nuestras actividades analógicas de toda la vida: leemos libros que compramos en librerías o sacamos de bibliotecas; tomamos notas en cuadernos de papel; anotamos teléfonos y citas con bolígrafo en nuestra agenda; escuchamos música en discos; ojeamos los titulares del periódico en la cafetería; consultamos los gruesos volúmenes de la enciclopedia Espasa-Calpe o el DRAE, usamos el teléfono para hablar, jugamos a cartas con los amigos, miramos programas de televisión en el televisor —y no en el ordenador—, etc. e ignoramos buena parte de lo que hacen nuestros chicos.

 Porque, estimado lector, de las 50 expresiones en cursiva que aparecen en el párrafo anterior, el que empieza con “hoy”, ¿cuántas conoces o sabrías explicar? ¡Cuéntalas! Relee el párrafo, revísalas atentamente y cuéntalas. Si conoces menos de 25, seamos sinceros: no estás al día; formas parte de la comunidad o del grupo al que pertenece el primer autor de este artículo, que nació hace ya algunas décadas, que ignora muchas de estas expresiones pero que está haciendo esfuerzos para no perder el tren… ¿Conoces más de 25?: ¡felicidades! Perteneces a un colectivo bastante más joven, al que representa el segundo autor de este texto: son gente que manejan estos términos en el día a día como algo corriente.


Inmigrantes y nativos digitales

 Es bastante difundida la idea de que, en la actualidad, coexisten dos comunidades generacionales diferentes, una de jóvenes —e incluso niños— y otra de adultos, que aunque compartan una misma tecnología informática, móvil y multimodal, la utilizan y la transforman de manera distinta y peculiar. La primera es la que conoce los términos en cursiva del apartado anterior, y la segunda la que no los conoce.

Quien ha dado una de las explicaciones más inteligentes y sugerentes de este hecho es Marc Prensky (2001 y 2004), un conocido creador de videojuegos y gurú de la educación y las TIC, que escribe periódicamente en la web de Edutopia. Prensky explicó las anécdotas anteriores y otras parecidas a partir de la metáfora de los nativos (la comunidad de jóvenes y niños) y los inmigrantes digitales (la comunidad de jóvenes), que ya ha sido muy difundida en diversos medios. 

Los nativos digitales utilizan las TICs con destreza y sin esfuerzo, para su vida privada, para crear-inventar- compartir.
Los nativos son los chicos que han crecido rodeados de pantallas, teclados y ratones informáticos, que tienen uno o varios ordenadores en su casa o habitación desde muy pequeños, que usan móvil desde que hicieron la primera comunión (o una fecha equivalente), que pasan más de 20 horas a la semana frente a una consola de videojuegos y que ya no saben lo que es una cinta de casete o un disco de vinilo ni mucho menos una agenda telefónica de papel. Dichos nativos utilizan estos dispositivos con destreza y sin esfuerzo, en su vida privada, fuera de la escuela, aunque ningún profesor ni curso formal les haya enseñado a hacerlo. Los usan para crear-inventar-compartir con sus amigos de carne y hueso o sus nuevas amistades en la red.

 Al contrario, los inmigrantes tuvieron una infancia analógica, sin pantallas ni teclados ni móviles. Sus artefactos culturales fueron –y siguen siendo– productos tangibles: los libros, los papeles, las bibliotecas, los discos y las películas de celuloide o de vídeo. Su forma de aprender a usarlos es sobre todo a partir de la enseñanza formal.

 La aproximación de los inmigrantes al mundo digital es parecida a la de los emigrantes que llegan a un territorio nuevo, del que desconocen la cultura, la lengua y las formas de vida, y que empiezan a hablar con mucho acento y con interferencias lingüísticas. Entre otras conductas, los inmigrantes imprimen las webs para leerlas mejor o para guardarlas, llaman por teléfono para verificar si se ha recibido un correo electrónico o se compran un manual para tontos de Word 2007, Office 2007 u otro programa cualquiera para aprender a usarlo, en vez de utilizar el tutorial completo, gratuito y en línea que incluye el programa. Los inmigrantes se matriculan en cursos presenciales, con horario fijo y profesor, para aprender Navegación en la red o Creación de blogs, porque se sienten incapaces de aprender en línea y por su cuenta. Y en el mejor de los casos, tardan varios minutos en responder los SMS (Short Message Service o Servicio de Mensajes Cortos, en castellano) que les envía el hijo o el sobrino…

 Esta doble columna presenta las principales diferencias que identifica Prensky entre los nativos y los inmigrantes digitales, que comentaremos más adelante: 

Nativos digitales
Inmigrantes digitales
• Procesamiento paralelo: multitareas.
• Procesamiento e interacción rápidos.
• Acceso abierto: hipertexto.
• Multimodalidad.
• Conexión en línea con la comunidad.
• Paquetes breves de información.
• Aprendizaje con juego y diversión.
• Autoaprendizaje mediante tutoriales interactivos.
• Procesamiento secuencial, monotarea.
• Procesamiento e interacción lentos.
• Itinerario único: paso a paso (lineal).
• Prioridad de la lengua escrita.
• Trabajo individual, aislamiento.
• Textos extensos.
• Aprendizaje con trabajo serio y pesado. Actualización mediante consulta física (libros, revistas, cursos).

Curiosamente, en 1999 la famosa y mitificada película de ciencia ficción Matrix, de Larry y Andy Wachowski, protagonizada por Keanu Reeves, basaba su argumento en la lucha entre el mundo real de las personas y el virtual de las máquinas, y en la “emigración” de uno a otro lugar. El protagonista adopta como alias el nombre de Neo, que apela a lo reciente o nuevo, como un novato en una actividad o un emigrante en tierra ajena, y asume el reto de luchar contra “las máquinas inteligentes” para restablecer así el orden entre lo virtual y lo real.

Obtenga el documento completo en el siguiente enlace: http://www.educacion.gob.es/revista-cee/pdf/n9-cassany-daniel.pdf

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